En México, mi país natal, el lugar que me vio nacer desde las entrañas de mi madre, donde no todo era inmensamente pacífico pero se respiraba la serenidad del culto mexicano. Duele darse cuenta en lo que el hombre se ha convertido en estos años, la violencia ha llenado nuestra sangre de odio y rencor, en las mujeres se respira la nostalgia de aquellos tiempos y los hijos reflejan la bondad que todos necesitan.
Duele saber a lo que hemos llegado por la injusticia de nuestro propio país, a la manera tan abstracta de ver las cosas, los colores verde de nuestra naturaleza han desaparecido por la suciedad de nuestras palabras, el rojo; la pasión que vibraba por dar la vida por alguien de uno de nosotros y el blanco la bondad que aun se esperaba en la humanidad mexicana. Eso representaba antes nuestro México, que hoy en día se ha perdido esa costumbre, ese entusiasmo por ver crecer a nuestros hijos con orgullo e inundado de valores. Ese hijo ejemplo con su porte de macho, pero lleno de sabiduría y madurez, respetando a sus mayores y sus valores.
Quiero a mi México de vuelta, quiero esa paz que se decía se tenía, quiero salir a la calle sin mortificarme de que algo vaya a suceder, quiero abrir los ojos sin miedo, quiero mucho, pero poco hago.
por Karla Garza, basándome en la idea de Octavio Paz
por Karla Garza, basándome en la idea de Octavio Paz
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