A lo mejor en estos tiempos se ha vuelto un tema trillado y demandante, pero es importante tomar en cuenta alguna de las siguientes consideraciones, no soy quien para juzgar a mi país, este que con sus luceros me vio nacer, este país que sigo orgullosa de él que es mi altar, mi conciencia, mi democracia, pero a que le temo, si es mi padre, mi raza, mi sangre, lamentablemente vivimos en este mundo lleno de pobreza, por falta de iniciativa, de emprendimiento, cosa que no nos han sabido inyectar en nuestras venas, postre que aún nuestro paladar no prueba, sin embargo ha probado la amargura de la violencia, como el sabor de un limón inmaduro.
La primera encuesta nacional sobre inseguridad pública en las entidades federativas, llevada a cabo por el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI)i[1] revela que el 23% de la población ha abandonado actividades o hábitos cotidianos, tales como salir de noche, llevar dinero en efectivo o visitar parientes, por la inseguridad que se percibe. Ese abandono supone un deterioro de la calidad de vida y un menoscabo de la cohesión social.De estos temas, también está la denuncia, cifras preocupantes para nuestro México, ya que el miedo nos invade, y esto impide que tomemos las agallas de denunciar a nuestro prójimo, somos la misma raza, el mismo color, pero no tenemos el mismo corazón.
¿Dónde quedaron nuestros valores? ¿Estarán escondidos debajo de la cama? Sabemos que hay están pero nadie los encuentra. Tenemos que luchar con la violencia que nos toma por las manos, y llevarlo hasta el camino largo donde no encuentre el regreso. Hagamos conciencia.
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