Existe una forma de inteligencia que los griegos llamaban metis; es la inteligencia del tejedor, del carpintero, la maestría del navegante.
El hombre con metis está siempre dispuesto a saltar; es rápido, mas no impulsivo; espera que la ocasión se presente; no lo pueden sorprender: es previsor.
El hombre con metis está en el mundo de las apariencias; su vocabulario lo asocia con las técnicas: tramar, tensar, tejer; es oblicuo, tortuoso, ambiguo, por oposición a lo derecho.
No hay supremacía sin lucha, injusticia, traición, ruptura en la trama del mundo. Esto inscribe en el ser, la presencia del mal.
Metis sabe más cosas que cualquier otro dios u hombre; conoce todos los abismos, abre caminos donde aún no los hay, en el espacio virgen del mar y en el mundo de los navegantes.
(cit. Ikram Antaki, 2000)
(cit. Ikram Antaki, 2000)
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