lunes, 5 de septiembre de 2011

LA PAZ

La obligación mayor del vivir juntos lleva a la preservación de la paz. No hay vida sin paz, por lo que no hay justicia ni libertad sin ella.
La paz necesita ser proclamada; el tratado no garantiza la duración de la paz, pero prevé sanciones contra los violadores. Ninguna paz está garantizada.
La paz no es la decadencia de las fuerzas: es paciencia, impide reaccionar inmediatamente ante una seducción o ira, suspende la decisión; exige lentitud, suspicacia y resistencia.
La paz no es supresión de la violencia, sino contención de la violencia; la declaración de paz aún no es la paz; la paz nunca debe  tratar de suprimir las diferencias: debe mantener la distinción entre el amigo y el enemigo; pero respeta las diferencias. La paz sólo puede combatir por medio de la astucia; debe reinar sobre el vicio, no sobre la virtud.
La idea de paz tiene por fundamento el interés moral. Hay que mostrar las dificultades de su realización, no debemos decir que basta con querer para poder; es lo que Scheller llama “el heroísmo tranquilo de la vida cotidiana”.
(cit. Ikram Antaki, 2000)

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